Ventajas de los códigos QR y RFID frente a los códigos de barras

En primer lugar, para los fabricantes y mayoristas, la utilización de códigos de barras proporciona tres ventajas principales: simplificación de las tareas administrativas, al utilizar un lenguaje comercial común con un ahorro notable en costes, un elevado control en la gestión del surtido y un menor coste de implantación que los RFID, aunque no en relación con el QR.


En el caso de los QR y RFID, encontramos las dos ventajas anteriores, pero con la particularidad que estos sistemas tienen unas características que los códigos de barras no poseen. Por un lado, permiten insertar una mayor cantidad de datos: el QR admite hasta un máximo de 7.089 caracteres (casi 350 veces más que un código de barras convencional, hasta un máximo de 20 dígitos) y el RFID admite hasta casi 1 megabyte de información.

Gracias a ello, es posible introducir mayor información sobre el producto que es de utilidad para toda la cadena de distribución, por ejemplo la fecha de caducidad información adicional sobre el producto, como fecha de caducidad, lote de producción, etc. Además, el RFID se utiliza para rastrear a distancia los artículos desde el ese momento hasta su venta al cliente final, facilitando el control y la mecanización de la logística necesaria para la comercialización del producto y esto no es posible ni con el Barcode ni con el QR y, por último, ambos sistemas permiten la corrección de errores, lo que puede ser útil en determinadas circunstancias. Sin embargo, el código de barras no acepta dicha corrección y tiene que volver a ser etiquetado si hay algún cambio.


Para los minoristas, las principales ventajas del código de barras son: mayor eficacia en las cajas de salida, al hacerse una lectura óptica del código, eficacia en el ahorro de costes por no tener que usar etiquetas de precios ni personal para colocarlas y menor coste de implantación que los RFID, aunque no en relación con el QR.

En el caso de los QR y RFID, también encontramos las dos ventajas anteriores y, además, tenemos las siguientes: una mayor velocidad de lectura, que permite un ahorro en tiempo y en costes y en el caso del RFID, es posible para el minorista poder detectar los fallos en las existencias y simplificar el proceso de reposición de mercancías en la tienda gracias a la posibilidad de utilizar un sistema robotizado que recorra el establecimiento y detecte dichos fallos.

Para los consumidores, las ventajas principales del código de barras son: disminución espera en la caja de salida, obteniendo más satisfacción con el acto de compra, posibilidad de obtención de comprobantes de caja más detallados y eliminación de errores asociados al cobro del producto, ya que un código erróneo es rechazado automáticamente por el ordenador.

En el caso de los QR y RFID, también encontramos las dos ventajas anteriores y, además ofrecen mucha más información sobre los productos, lo que mejora la satisfacción del consumidor al añadir más valor al producto ofertado y el RFID permite que el usuario realice la compra de forma automatizada y permite, mediante la circulación a través de unos arcos, realizar el escaneado de todos los productos del carro/cesta de la compra y así efectuar el pago sin necesidad de personal de la tienda.

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