Las nuevas estrategias productivas son las que han aparecido a consecuencia de la la globalización y que se resumen en el concepto de cadena de valor global.
Tras la Segunda Guerra Mundial, surge un mercado globalizado en el que las empresas han cambiado sus estructuras de producción.
La cadena de valor global surge a consecuencia de una serie de factores: cambios en la demanda internacional, desarrollo de infraestructuras y políticas comerciales, creación de zonas de procesamiento industriales y estrategias de offshoring/outsourcing y la inversión extranjera directa. Además, es de gran importancia la fragmentación internacional de la producción, que permite un desglose de la producción tanto en un mismo país como fabricando partes diferentes de un mismo producto en distintos paises (como en el caso de los productos tecnológicos).
Esta nueva situación conlleva una serie de cambios en el comercio internacional:
- Desaparición de las fronteras internacionales
- El comercio entre empresas del mismo grupo se convierte en comercio internacional, generando beneficios a todos los paises que forman parte de esta fragmentación.
- Deslocalización de cadenas de valor
- Mayor acceso al mercado a causa de los menores costes de transporte, el aumento en el uso de las TI, la inversión extranjera directa, los aranceles y los servicios de infraestructura.
- Incremento en la competencia a nivel global.
- Incremento en el comercio de bienes intermedios.
- Mayor complejidad en la definición de “país de origen” para los productos manufacturados.
Estos cambios han provocado que el sistema estadístico utilizado hasta la fecha no ofrezca resultados fiables y nos encontremos con distorsiones que afectan a los equilibrios comerciales de los paises. Al no medir los valores añadidos que se añaden a los productos a lo largo del proceso productivo, nos encontramos con unos resultados que exageran el nivel de competencia entre los factores de producción del país de origen y el país importador.
En lo que respecta a las políticas económicas, es necesario que se logre una mejor medida de dicho valor añadido a través del conocimiento de los flujos comerciales. Para ello, es necesario que los diferentes Estados apliquen medidas que favorezcan el comercio internacional (rebaja de aranceles, acuerdos comerciales, integración regional, simplificación de procedimientos aduaneros, mejora infraestructura de transportes y comunicaciones, etc.) y que potencien la inversión extranjera directa. Además, deberán aplicarse medidas para la creación de empleo.