Para cualquier empresa es necesaria la elección de una estrategia que le permita definir sus objetivos, metas y planes para su consecución (Andrews, 1965), ya que esta es “el patrón de los principales objetivos, propósitos o metas y las políticas y planes esenciales para la consecución de dichas metas, establecidos de tal manera que definan en qué clase de negocio la empresa está o quiere estar y qué clase de empresa es o quiere ser”[1]. Mediante la definición de la estrategia a seguir, la empresa consigue vincularse con el entorno y, al mismo tiempo, modelarlo a su favor.
Así, la empresa debe tomar una serie de decisiones estratégicas y ahí entra en juego el pensamiento estratégico. Dicho pensamiento estratégico se refiere a tres niveles de definición de estrategias, que se corresponden con diferentes niveles jerárquicos en la organización:
- Estrategia corporativa o de empresa: en este punto, la organización debe definir la orientación básica de la empresa: misión, negocios en los que se va a competir y la forma en que va a desarrollar los mencionados negocios. Por tanto, estamos ante la fijación de la visión de la empresa: misión y objetivos, ajuste entre la empresa y su entorno, relación básica con los agentes externos, búsqueda de oportunidades para la creación de valor, definición de los negocios en que se quiere participar o la manera como se quiere crecer en el futuro.
- Estrategia competitiva o de negocio: se tiene que determinar la forma en que se va a competir en los diferentes negocios, actividades o unidades estratégicas de negocio. El objetivo es definir como conseguir y mantener una ventaja competitiva, al mismo tiempo que se establece la creación, mejora y explotación de recursos y capacidades valiosos.
- Estrategia funcional: este último nivel se centra en como maximizar la productividad de los recursos y habilidades de cada área funcional del negocio. Las áreas funcionales para las cuales se suele definir una estrategia específica son las de: producción, comercialización, recursos humanos y tecnología.
[1] Castro Monge, Edgar (2010). “Las estrategias competitivas y su importancia en la buena gestión de las empresas”.Ciencias Económicas, n. 28, pp. 247-276: http://www.latindex.ucr.ac.cr/econ-28-1/economia-28-1-12.pdf