Es evidente que hay relación entre los tipos de cambio y los desequilibrios globales.
Si EEUU y China pretenden solucionar sus desequilibrios de cuentas corrientes, pueden plantearse elegir entre políticas fiscales y tipos de cambio como instrumentos de corrección, o una combinación de ambas.
Los desequilibrios globales vienen provocados por los desequilibrios exteriores de los EEUU, ya que presenta un elevado déficit por cuenta corriente financiado por otros paises. Además, China posee un elevado supéravit por cuenta corriente, al contar con un tipo de cambio favorable a sus necesidades (poco flexible) y a la aplicación de una política de paridad. Así, el déficit de Estados Unidos “mantiene una tendencia que resulta insostenible y que exige una corrección, que tendrá efectos sobre el tipo de cambio real del dólar, con las consiguientes consecuencias en la dinámica de crecimiento de la economía mundial” (Obstfeld y Rogoff, 2004)[1].
Por último, hay que tener en cuenta que la balanza por cuenta corriente de un país es una manifestación de la interacción de equilibrio de factores estructurales y cíclicos: tasas nacionales de ahorro e inversión, crecimiento económico y del comercio exterior, flujos de capital, precios, tipos de interés, tipos de cambio, políticas monetaria y fiscal, etc. De ahí que los desequilibrios globales estén correlacionados con las disparidades entre países en casi todas las variables de oferta y demanda agregada, ahorro, inversión y el sector financiero o real.