«Cualquier motor de búsqueda te puede dar buenos resultados unas cuantas veces. Cualquier motor de búsqueda puede dar sorprendentemente malos resultados unas cuantas veces. Ningún motor de búsqueda te puede dar siempre buenos resultados”
S. Feldman (1997). Just the answers please: choosing a web search
service (vol. 5, núm. 5, pág. 44).
[bctt tweet=»Hay que ser muy críticos con la información que recuperamos de Internet: http://www.inmac.es/2016/01/podemos-confiar-en-lo-que-encontramos-en-la-web/»]
Una de las mayores preocupaciones de los expertos es ser capaces de establecer unas técnicas evaluativas que permitan asegurar la calidad de la información obtenida.
Los motores de búsqueda que cubren diferentes partes de Internet varían en indexación, tienen sus puntos fuertes y débiles y están pensados para recuperar material relevante y siempre que queramos asegurarnos que hemos hecho un análisis exhaustivo de un tema, tendremos que usar más de uno.
A partir de la década de los noventa aparece una consciencia de la necesidad de evaluar la calidad de los recursos electrónicos accesibles en Internet.
Gene L. Wilkinson, profesor de tecnología instruccional y dos estudiantes de la Universidad de Georgia fueron los primeros en trabajar en los diversos criterios de evaluación aparecidos en diferentes fuentes con el objetivo de definir unos indicadores de calidad válidos para todos los recursos web. El resultado fue la elaboración de una lista de 509 criterios para valorar páginas web, que sintetizaron en 125 indicadores de calidad agrupados en once categorías. Puedes consultar el documento en inglés en el siguiente enlace.
A partir de Wilkinson y sus seguidores, James Retting y Cheryl LaGaurdia definen unos criterios válidos para evaluar de forma sistemática lo que encontramos la web, identificando 8 aspectos clave a tener en cuenta:
1. Paternidad y origen:
- Identificar quien está detrás de la página web, para conocer si es un autor o una institución que nos merece credibilidad y confianza.
- Todos estos datos tienen que aparecer en la web: detalles de contacto, etc.
2. Autoridad y prestigio:
- Conocer el prestigio de los autores, experiencia, actividades, etc.
- Lograr discernir si la página web aparece incluida o reseñada en alguna fuente.
- Comprobar si se encuentra enlazada en otras páginas de autoridades en la materia como, por ejemplo, las guías de información empresarial más prestigiosas.
3. Audiencia:
- Distinguir la audiencia a la que va dirigida, dado que ello tendrá implicaciones en el nivel de lectura, profundidad de contenido y diseño.
- Entrever cual es su propósito.
4. Contenido:
- Examinar el contenido de la página web, que debería aparecer descrito en su totalidad.
Valorar si es suficientemente amplio y profundo para cubrir las necesidades de la audiencia. - Identificar si tiene enlaces relevantes y comentados en otros recursos web y si las fuentes de información son regulares.
5. Creación y actualidad:
- Observar la fecha de creación, la última actualización, la frecuencia de actualización, etc.
- Advertir si es posible identificar fácilmente la información nueva.
- Comprobar que no contiene enlaces que no funcionan.
6. Diseño:
- Considerar no solamente aspectos estéticos, sino también la existencia de enlaces internos adecuados entre las fuentes y los elementos.
- En el caso que fuera necesario un programa especial, comprobar si proporciona los enlaces adecuados para poderlo cargar.
7. Utilidad:
- Analizar si el formato es funcional, útil y de fácil comprensión para los usuarios a los que se dirige.
- Ver si la estructura es suficientemente clara y lógica para permitir navegar fácilmente entre secciones.
8. Medio:
- Advertir si la web usa todas las posibilidades que ofrece el medio: no solamente texto e imagen, sino también sonido, vídeo, capacidad de interacción, etc.